La orden ejecutiva del presidente Joe Biden sobre las criptomonedas incluía encargar a la Oficina de Política Científica y Tecnológica (OSTP) de la Casa Blanca la realización de un estudio sobre las implicaciones climáticas de la minería de criptomonedas, pero un experto de la industria ve múltiples problemas al respecto.
Específicamente, según el cofundador de CoinMetrics, Nic Carter, el ‘Implicaciones climáticas y energéticas de los criptoactivos en los Estados Unidos‘ estudio tiene nueve errores críticos, que él listado y explicó en su blog el 15 de septiembre.
Sin datos nuevos
En primer lugar, Carter dice que “este informe es principalmente regurgitación de datos presentados (y en algunos casos inventados) por académicos y blogueros”, acusando a sus autores de experiencia limitada en debates de Prueba de trabajo (PoW) o pereza en sus Acercarse.
Ignorar a los expertos de la industria
También acusa a los autores de “ignorar las contribuciones de los expertos en la materia de la industria”, como por ejemplo Investigación arcana, Consejo Minero Bitcoino ‘Bitcoin neto cero‘ informe de Ross Stevens de NYDIG y del propio Carter.
Citando a De Vries
Además, ve un problema con la “dependencia extremadamente fuerte de [Alex] De Vries/Digiconomist”, ya que De Vries trabaja para el Banco Central holandés “anti-crypto” y no es un experto en clima ni una autoridad en minería. Desacredita las afirmaciones de De Vries sobre el consumo de energía de BTC y los supuestos desechos electrónicos y emisiones de las criptomonedas.
Citando a Gallersdörfer, Klaaßen y Stoll
Además, Carter critica la confianza en el trabajo “no académico” y “conflicto” de Ulrich Gallersdörfer, Lena Klaaßen y Christian Stoll, quienes “realmente sacan provecho de sus esfuerzos académicos con una consultoría llamada Crypto Carbon Ratings Institute (CCRI)”, ayudando a “las cadenas de bloques de prueba de participación a lavar su reputación”.
Confiar en informes ‘absurdos’
Citando al “absurdo” Camilo Mora et al. informe 2018 “Las emisiones de Bitcoin por sí solas podrían impulsar el calentamiento global por encima de 2°C” es otro punto de dolor, como dice Carter, “supone un modelo de Bitcoin (BTC) que no tiene ninguna relación con Bitcoin y obtiene un resultado obviamente erróneo”.
Enfoque conflictivo para el uso de datos
Independientemente de reconocer la falta de datos y que sus estimaciones son inciertas, el informe aún presenta “suposiciones descabelladas de personas como De Vries como un hecho” y cita cifras erróneas. Como añadió Carter:
“En lugares donde podríamos tener modelos razonablemente buenos, como estimar el consumo de energía futuro de Bitcoin (…), se niegan a hacer una estimación. Aunque el informe hace hincapié en las lagunas de datos y subraya las limitaciones epistémicas de este tema, los autores generalmente no se desaniman y siguen adelante con afirmaciones escuetas”.
Enfoque de “no se puede ganar” para los mineros que usan energías renovables
La parte más frustrante del informe, en opinión de Carter, es ignorar los esfuerzos de los mineros por descarbonizar sus operaciones, lo que incluye descartar la mitigación de gases de combustión, afirmar que el uso de energías renovables varadas obstruye la transmisión y no acreditar a los mineros por “subsidiar una construcción renovable”. .”
Evitar proyecciones de la trayectoria energética de Bitcoin
También cuestiona la falta de voluntad de los autores del informe para proponer un modelo único que proyecte el uso futuro de energía de Bitcoin, dejándolo “abierto a la imaginación”, especialmente considerando que tales modelos son “proporcionados generosamente por la industria, que el gobierno ha optado por ignorar”. ”
Sugerencias ‘estúpidas y contraproducentes’
Finalmente, Carter critica las recomendaciones “estúpidas y contraproducentes” que obligan a los mineros de Bitcoin a traer “nueva generación renovable neta en línea para ser elegible para minar”, un requisito que no existe para ninguna otra industria en los EE. UU.
Como recordatorio, en marzo de 2022, el presidente Biden firmó una Orden Ejecutiva que establece la posición del gobierno sobre las criptomonedas y presenta su primera estrategia para proteger a los consumidores, la estabilidad financiera, la seguridad nacional y abordar las implicaciones climáticas, como informó Finbold.