Bitcoin (BTC) continúa recibiendo críticas con respecto a su impacto en la huella de carbono, ya que el activo registra una adopción significativa en diferentes jurisdicciones. Sin embargo, la situación podría estar cambiando, especialmente con los operadores mineros optando cada vez más por fuentes de energía renovables en un intento por reducir las emisiones de carbono.
En particular, se informa que Bitcoin logrará una emisión neta cero para diciembre de 2024, convirtiéndose en el primer sistema monetario en lograr la hazaña, según un nuevo estudio de BatCoinz Indianaicates.
Según el estudio, la red Bitcoin tiene actualmente un 62,4 % de cero emisiones al tener en cuenta la minería con emisiones de carbono negativas. Para marzo de 2023, se espera que la actividad tenga un 72,7% de cero emisiones según los proyectos de carbono negativo recientemente anunciados.
Según la metodología, los investigadores calcularon la cantidad de energía de Bitcoin que emana de fuentes de carbono positivo y luego derivaron la cantidad de carbono positivo. Además, los investigadores realizaron ingeniería inversa para calcular cuánto metano sería necesario eliminar del aire a través de la combustión para contrarrestar la cantidad negativa de carbono.
El camino de Bitcoin hacia la neutralidad de carbono
La conclusión del estudio se basa en el uso de gas quemado para impulsar la minería de Bitcoin, que ha crecido 8,3 MW por mes desde mayo de 2021.
“Anticipamos que la minería de Bitcoin que utiliza metano ventilado como energía crecerá inicialmente a solo el 83 % de la tasa de crecimiento de la minería de gas quemado (6,9 MW/mes). Con base en esta tasa de crecimiento más modesta, pronosticamos que la red de Bitcoin se volverá completamente neutral en carbono en el cuarto trimestre de 2024”, dijo el estudio.
Además, el análisis reconoció que la tasa de hash probablemente aumentaría junto con el consumo de energía con el crecimiento de Bitcoin. Sin embargo, el estudio señaló que el uso de redes renovables y la eficiencia minera también están aumentando y ofrecerán un contrapeso a la tasa de hash.
En general, la huella de carbono de Bitcoin ha sido objeto de escrutinio por parte de diferentes jurisdicciones, y el tema se ha convertido en un punto de enfoque regulatorio. Por ejemplo, la Casa Blanca encargó un estudio para determinar el consumo de energía de Bitcoin y cripto para influir en la política regulatoria del país.
Al mismo tiempo, diferentes operadores mineros han recurrido cada vez más a las fuentes renovables para frenar el impacto de su huella de carbono.
En esta línea, tal y como informó Finbold el pasado 9 de agosto, la demanda eléctrica por parte de Bitcoin ha caído un 21% desde principios de año. En particular, la caída coincidió con el colapso del mercado criptográfico en curso.
Sin embargo, será interesante monitorear cómo las emisiones netas cero de Bitcoin influyen en el aspecto regulatorio. Esto se produce cuando jurisdicciones como Nueva York prohibieron el establecimiento de nuevas actividades mineras de prueba de trabajo (PoW).